Cuando un niño se lanza a pinta, recortar, modelar etc., siente que forma parte de lo que está creando, disfruta de la sensación de hacerlo por sí mismo y se siente capaz, poderoso.
La creatividad infantil es espontánea, sin normas ni prejuicios. Esto es lo más importante y no el resultado final.
Por ello, la reacción de los mayores ante su esfuerzo tiene que ser siempre positiva, sin comentarios críticos ni destructivos, y menos aún comparando sus trabajos con los de otros niños.
¿Qué aprenden?
· El objetivo de las manualidades con cinco o seis años no es formar grandes genios, sino dotar a los niños de una válvula de escape para plasmar sus emociones.· Las manualidades les ayudan a desarrollar la paciencia, la destreza y la movilidad de sus manos.
· Gracias a sus pequeñas obras de arte, aprenden nuevos conceptos y asimilan mejor los ya aprendidos.
· Potencian su iniciativa, imaginación, entusiasmo y dotes artísticas.
· Contribuyen a su formación académica, ya que les aportan concentración y potencian el pensamiento asociativo y conceptual, al mejorar su trazo y hacerles perder el miedo a los espacios grandes (por ejemplo, la pizarra).
· Son un buen método para que empiecen a valorar la belleza y a desarrollar hábitos de limpieza, orden y cuidado.
Cómo podemos ayudar los padres
· Los trabajos y los materiales han de corresponderse con la edad, el interés, la capacidad y la iniciativa del niño. Si le pedimos que haga algo de lo que aún no es capaz, solo conseguiremos que odie las manualidades.· Es bueno que los padres, profesores o adultos estemos familiarizados con lo que les vamos a enseñar.
· Aprovechemos los materiales reciclables para que los niños se den cuenta de que pueden aprovechar cosas que parecían inservibles.
· Ponle un delantal o un chándal viejo para olvidarte de las manchas.
· Elige un lugar con luz natural y ordenado (ya se encargarán ellos de desordenarlo todo). Una buena música les ayuda a concentrarse mejor.
· Deben tener a mano todo lo que vayan a necesitar. Habrá que quitar todas las cosas de encima de la mesa y cubrirla con papel de periódico.
· Es muy importante que el niño lave los pinceles cada vez que cambie de color y al terminar de trabajar. También debe acostumbrarse a tapar los rotuladores, para que no se sequen.
Extraído de www.serpadres.es
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